No solemos elegir los alimentos que comemos según su naturaleza térmica. Pues bien, hay alimentos que enfrían, alimentos que refrescan, alimentos que calientan y alimentos que tienden a la neutralidad. Y además, la forma de prepararlos y otras variables también influyen en la cualidad térmica de los alimentos. Aprende estas sencillas pautas para poner más conciencia en la forma de elaborar los platos según la época del año o tu condición personal.
Cuando nos comemos un plátano o un yogur en pleno invierno podemos sentir rápidamente una sensación de frío en nuestro interior. Pero si nos comemos un plato de verduras de raíz estofadas aderezado con jengibre, rápidamente sentiremos más calor e incluso comenzaremos a transpirar. Debido a la naturaleza térmica de cada alimento, que no está determinada por su temperatura real, éste provocará un efecto térmico diferente más intensificado tras su digestión creando reacciones químicas, hormonales y funcionales diferentes.
Las plantas y los seres vivos crecen y se desarrollan en un clima y condiciones ambientales determinados, y ello condiciona una serie de características físico-químicas que nos transmiten cuando las ingerimos. Las medicinas tradicionales más antiguas del planeta ofrecen una clasificación para poder utilizar los alimentos según su naturaleza térmica, que tiende a ser más fría o más calurosa o neutra. El ayurveda, la medicina tradicional china y la medicina tradicional persa utilizan un criterio similar como guía para saber qué es más adecuado comer según la constitución de la persona. Tales conocimientos se originan y fundamentan en la observación, la práctica y la experiencia del día a día durante miles de años. Este conocimiento nos ofrece una herramienta muy útil para poder aprender a combinar los alimentos para generar más equilibrio y nos ayuda a discernir qué alimentos nos convienen o no.
Si somos propensos a sentir a menudo frío en las extremidades, tenemos necesidad de taparnos y moqueamos con facilidad, desayunar yogur con plátano nos agravará el problema. Esto ocurre porque ambos alimentos tienen cualidades enfriadoras y generaremos más frío en nuestro interior. En cambio, si comenzamos el día con un porridge de avena con plátano cocido con un poco de canela, jengibre molido y cardamomo, todo ello acompañado de una infusión de anís estrellado con canela y unas gotas de jengibre fresco, contribuiremos a generar calor y por lo tanto, mejoraremos nuestro estado.
También hay que tener en cuenta que el hecho de que un alimento genere calor o frío dependerá de varios factores:
Hay alimentos que calientan más que otros:
1. Los de origen animal calientan más que los vegetales.
2. Los tubérculos (como las patatas, zanahorias y el boniato) son los que nos aportan más calor.
3. Los alimentos secos calientan más que los frescos (las legumbres más que las verduras frescas y los frutos secos más que la fruta fresca). Esto es porque cuanto más líquido contiene un alimento, más enfría.
Su preparación:
– Sustituir la ensalada: Con las bajas temperaturas la ensalada fresca no es tan funcional para el entorno que nos envuelve pero es fácilmente reemplazable por unas verduras asadas, guisadas o al wok. La idea es no abandonar las verduras. Hornéalas con un poco de aceite de oliva, o en un guiso con salsa de tomate, etc.
– Sopa casera: Tómala antes del plato principal. Te ayudará a saciar el apetito y a regular las porciones de tus otros platos. Para que sea una opción saludable es importante hacerla en casa ya que la sopa instantánea contiene muchos aditivos perjudiciales. Puede ser de zanahoria, de tomate o de cualquier verdura. Puedes incluso agregarle semillas como calabaza o sésamo para hacerla más nutritiva.
– Frutas: Los cítricos de la temporada son ricos en vitaminas y antioxidantes. Algunos ejemplos son el kiwi, la naranja, la mandarina y el pomelo. Tal como pasa con las ensaladas, comer frutas frescas en invierno no es muy atractivo. Pero estas frutas te ayudarán a mejorar tu sistema inmunológico. Intenta preparar recetas que impliquen hornearlas pero sin perder lo saludable como por ejemplo: una manzana al horno con canela, stevia y 2 cucharadas de nueces.
– Especias que calientan el cuerpo:
Hay algunas que tienen efecto de calor y otras son refrescantes. En invierno las mejores especias a elegir son: la cúrcuma, el cardamomo, la vainilla y la canela. También la pimienta, el chile en polvo y el clavo ayudan a elevar la temperatura del cuerpo mientras sazonan los alimentos en esta época.
Durante los meses de invierno, es básico el consumo de alimentos sanos para aumentar las defensas y fortalecer el sistema inmunológico de nuestro organismo. Con esto evitamos tener una mayor predisposición a padecer enfermedades como la gripe o los resfriados.
Además de ayudar a nuestra salud estos alimentos nos harán sentir menos frío y disfrutar de esta época de una manera agradable, saludable y muy sabrosa.
Combinar bien los alimentos nos permite adaptarnos a nuestro entorno, como por ejemplo en el cambio de estación del verano al otoño tender a comer alimentos que aumenten nuestro calor interno nos facilitará el hacer frente a las bajadas de temperatura del invierno.
Todo ello no significa que debamos hacer una lista de los alimentos que nos convienen y tachar todo el resto, sino que la gracia está en saber combinar según el momento y preparar los alimentos de forma favorecedora en función de cómo nos sentimos.
Explicado de forma simple, si estamos preparando una comida con cualidades enfriadoras, podemos incluir toques de especias o ingredientes calentadores, y si por el contrario, estamos preparando alimentos muy calentadores por naturaleza, utilizaremos para complementar hierbas frescas o alimentos refrescantes para equilibrarlo, de este modo crearemos un plato más equilibrado y digestivo.