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SEPTIEMBRE, 2021

Sin prisa, pero sin pausa” es una expresión popular que hace referencia a una forma de desarrollar una actividad, bien podríamos hacerla sinónimo de constancia, de perseverancia, quizás también de prudencia, de cierta paciencia.

Dice la sabiduría popular que las prisas nunca son buenas y también que las prisas no son buenas consejeras. La prisa (palabra que en estas frases populares usamos en plural) es la necesidad o el deseo de hacer algo con rapidez, con urgencia, y es uno de los grandes males de nuestro siglo. 

Últimamente, casi todo se hace deprisacon mucha prisa. Parecía que la tecnología nos iba a dejar mucho tiempo libre para nuestras actividades de ocio, pero la realidad es que nos ha generado más trabajo. Como todo se puede hacer más rápidamente, la exigencia en el trabajo se hace mayor: hay que hacer más cantidad de trabajo en menos tiempo. Muchas veces, la calidad del trabajo es peor porque trabajamos con prisa, y la cantidad de errores aumenta.
Es mejor hacer las cosas como digo en el título, sin prisa pero sin pausa. Es decir, si queremos hacer algo bien y de manera completa tenemos que hacerlo con tranquilidad, sin correr, y con constancia. Más o menos como hacemos en Naturtek. 

A la hora de adelgazar conviene hacer un completo «trabajo de campo»: explorar el terreno, los hábitos, el entorno y los gustos de cada uno son las claves para que la dieta llegue a buen término

La obesidad se ha convertido en una auténtica epidemia en algunos países europeos como España, lo que la convierte en la enfermedad metabólica más frecuente: el 14 % de la población (cinco millones de personas) ya la padece. Pero es que, si hablamos de sobrepeso, la cifra alcanza nada más y nada menos que el 38 %, según datos aportados por la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA) en el marco del IV Congreso que se ha celebrado en Sevilla recientemente.

Hoy en día, para el tratamiento de la obesidad la mayoría de los especialistas se muestran partidarios de regímenes no muy estrictos, que persigan ante todo la pérdida moderada (un 10% es lo ideal) y mantenida de peso, que tenga en cuenta el entorno y los hábitos de vida de cada individuo y al que se añada como complemento el ejercicio físico moderado.

«La pérdida de peso es una carrera de fondo”»

Variables a considerar a la hora de diseñar un plan

De nada sirve poner el mismo régimen a una señora de mediana edad, acostumbrada a picar entre horas y a la que no le gusta nada el deporte, que a un joven con horarios estrictos de trabajo, con cierta actividad física y que lo que suele hacer es darse el atracón a ciertas horas? Por ello, cuando el médico diseñe tu dieta lo hará en base a una serie de variables que aseguren su éxito:

  • Peso inicial.
  • Edad.
  • Sexo.
  • Enfermedades asociadas.
  • Trabajo.
  • Vida social y laboral.
  • Gustos y apetencias.
  • Horarios.
  • Clima.
  • Actividad física.
  • Presencia o no de depresión o de estados decaídos. Si se come demasiado, determinar si ello obedece a causas de ansiedad y depresión, en cuyo caso conviene consultar a un especialista.

Los errores más frecuentes

  • Comer a deshoras y picar entre horas.
  • Ingerir alimentos que no sacian. Al contrario, los nutricionistas aconsejan favorecer la saciedad, ingiriendo alimentos que sacien para no tener hambre hasta la comida siguiente.
  • Saltarse comidas de obligado cumplimiento. Esta es otra práctica común. Muchas personas creen que suprimir el desayuno puede ayudarles a adelgazar. Nada más lejos de la realidad, ya que desayunar ayuda a atenuar el hambre y a controlar mejor la ingestión de alimentos a lo largo del día.
  • Hacer una dieta bajo presión.
  • Distraerse mientras se come.
  • Tomar alcohol durante las comidas.
  • Los nutricionistas recomiendan abstenerse de hacer dieta aquellas personas que se encuentren bajos de moral, o que de antemano consideren que no van a ser capaces de aceptar la nueva rutina alimenticia como se debe.

Tomando confianza

Con el tratamiento de la obesidad es preciso una modificación conductual que en ocasiones precisa incluso de la ayuda de un tratamiento psicológico. La cuestión es lograr que el paciente se afiance en sus nuevos hábitos y adquiera autoestima y confianza en lo que hace. Por lo tanto, prestar apoyo al paciente obeso desde las consultas de psicología o psiquiatría puede ayudarle mucho a descartar la responsabilidad y el sentimiento de culpa, resaltando los aspectos positivos y los logros conseguidos, e insistiendo sobre los hábitos alimentarios y de actividad física aprendidos.

 
Tamara Lloret
Directora de Naturtek.
 

La obesidad en niños y jóvenes

El 30% de los niños obesos serán adultos obesos: ésta es una estadística real que preocupa sobremanera a los endocrinos. Pero ¿cómo evitar un problema que está alcanzando cotas alarmantes en los países desarrollados? Atajándolo a tiempo para evitar la obesidad en la etapa adulta. ¿Y cómo? Mejorando la alimentación, aumentando la actividad física a costa de ganarle terreno a los ratos de televisión y ordenador, y en general, modificando correctamente la conducta del niño obeso.

Según indica el Consenso SEEDO 2000 elaborado por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, en la mayoría de los casos es suficiente con estabilizar el peso sin pretender una reducción ponderal, ya que el incremento de masa muscular asociado al crecimiento permitirá, en muchas ocasiones, normalizar el peso. Además, hay que asegurar una ingesta suficiente de energía y nutrientes con el fin de preservar el crecimiento y el desarrollo físico e intelectual, aumentando el consumo de frutas, verduras y glúcidos complejos y disminuyendo la ingesta de bebidas azucaradas y alimentos ricos en grasas del tipo bollería, fritos o aperitivos. Y sobre todo es fundamental incentivar la actividad física.

En este empeño por cambiar los hábitos del niño obeso resulta muy importante involucrar a toda la familia, ya que los padres desempeñan un papel muy importante en el cambio de hábitos. Pero cuidado con los mensajes alarmistas y restrictivos, sobre todo en las niñas: hay que ir con cautela para no promover el desarrollo de trastornos en la conducta alimentaria (anorexia o bulimia). Respecto a estas desviaciones de la conducta, un estudio realizado por la Universidad de Navarra en 2.862 chicas de la comunidad foral, ha sacado a la luz el papel determinante que adquieren en su desarrollo el entorno familiar y la comunicación con los padres, el comer en solitario y las revistas juveniles de contenidos de moda, belleza, cotilleos, etc.

Hablamos de obesidad cuando existe un exceso de grasa corporal superior al 25 % en el varón y al 30 % en la mujer

Prevenir desde el embarazo y la infancia

La prevención de la obesidad debe comenzar desde etapas tempranas de la vida. En este sentido, es importante garantizar un buen estado nutricional durante el embarazo, en función de la salud de la madre y del futuro recién nacido. La deficiencia nutricional en el período periconcepcional se ha asociado con una mayor frecuencia de aparición de enfermedades crónicas en la edad adulta, como la diabetes tipo 2 y la obesidad en los recién nacidos de bajo peso.

Es evidente que la alimentación es el factor exógeno que influye sobre el crecimiento y desarrollo del niño. Por lo tanto, la vigilancia y el consejo dietético y nutricional del pediatra debería prolongarse más allá del primer año, sobre todo en etapas críticas del desarrollo, como la edad prepuberal y la adolescencia.

Una preocupación europea

Una pérdida mantenida de peso en el tiempo es vital, sobre todo porque las pérdidas y recuperaciones de peso continuas resultan muy perjudiciales para la salud. Ésta ha sido la principal conclusión puesta de manifiesto en el simposio que se ha celebrado en Barcelona recientemente «La Obesidad en el Siglo XXI», y que ha reunido a más de 150 expertos nacionales y extranjeros. Los estudios presentados han indicado que una pérdida del 10 % del peso se asocia con una reducción en los niveles de insulina y glucosa, disminución de la presión arterial, disminución del colesterol «malo» LDL y triglicéridos, aumento del colesterol «bueno» HDL, disminución de la severidad de la apnea del sueño, mejora de los síntomas asociados a las enfermedades degenerativas y mejora de ciertas condiciones ginecológicas.

Costumbres para perder grasa, sin pausa y sin prisa

 
Costumbres para perder grasa, sin pausa y sin prisa
 
 
Para estar seguro de que su cuerpo no intentará conservar sus reservas de grasa, debe adelgazar lentamente. Esto significa que debe consumir el número suficiente de alimentos, y de calorías. Si sigue una «dieta milagrosa» (las que prometen hacer perder mucho peso en poco tiempo) muy baja en calorías, su metabolismo se volverá más lento.
 
Por mucho que desee perder kilos, debe consumir como mínimo 1.200 calorías diarias. Si además practica ejercicio, perderá peso gradualmente, con la ventaja de que no lo recuperará. La pérdida de peso debe ser lenta y progresiva, para que su metabolismo se reorganice poco a poco.
 
Además, debe tener en cuenta que adelgazar es un objetivo a largo plazo, en el que para que retroceda la aguja de la balanza, no sólo cuentan las calorías, sino que debe mejorar sus hábitos alimenticios, modificar su estilo de vida y trabajar sobre los factores emocionales que le impulsan a comer en exceso.
 
No se desanime:
Es común que después de perder hasta 3 kilos en los primeros días de régimen, la pérdida de peso se vuelva más moderada y lenta con el paso de los días. Al principio sólo se elimina el agua, la cual disminuye con relativa facilidad. Sólo después comienza el verdadero adelgazamiento: al eliminar grasa localizada, la cual se elimina con mayor lentitud (porque está firmemente anclada en tus adipositos y sólo se reduce si la «quemas» mediante el ejercicio o una dieta hipocalórica (que aporte menos calorías de las que consume habitualmente para obligar al organismo a recurrir a sus reservas calóricas acumuladas en forma de grasa). Pero ese «punto de estancamiento» no es el único: al cabo de unos meses se producirá la verdadera «prueba de fuego», el «efecto meseta» metabólico.
 
Evite cambiar de dieta como de camiseta:
En muchísimas mujeres, el exceso de peso deriva precisamente de hacer una dieta tras otra. El organismo es muy listo; comprende pronto que le someten a frecuentes períodos de escasez, por lo que aprende a ahorrar energía. Por eso cada vez hay que pasar más hambre para perder los mismos kilos.
 
Más músculo, menos calorías:
Una persona musculosa pierde más calorías, porque el tejido muscular quema mayor cantidad de calorías, que el tejido adiposo a lo largo del día, incluso cuando se duerme o descansa. Cuando en su cuerpo hay proporcionalmente más músculo que grasas, su metabolismo se acelera. No hace falta entrenar como Schwarzenegger para quemar más calorías: la repetición 12 veces al día de 4 ejercicios básicos de resistencia, aumenta el metabolismo un 15 por ciento en 12 semanas.
 
Siga la pista a las calorías:
Antes de cambiar su dieta o actividad física, observe cada bocado que se lleve a la boca. Mucha gente que adelgaza se vuelve confiada e indulgente, y comienza poco a poco a ingerir raciones más grandes y agregar dulces de nuevo a su dieta. Puede que controle el tamaño de sus porciones, pero que coma los restos de comida de su familia, con lo que gana calorías imperceptiblemente. ¡Y los bocados y cucharadas para probar las comidas que prepara, también cuentan!
 
Rompa la rutina en el gimnasio:
Extender poco a poco la duración de los entrenamientos puede ser muy eficaz para quemar más calorías. Si quiere reorganizar su metabolismo, trabaje sus músculos de modo diferente, mediante entrenamientos cruzados: pruebe nadar, si acostumbra caminar. El objetivo es que ningún ejercicio se vuelva demasiado «cómodo» para la musculatura.
 
Los secretos del metabolismo:
El problema del metabolismo es que se va adaptando a cada situación. «Si una persona necesita 1.800 kilocalorías (Kcal) y se le da una dieta de 1.500 Kcal, al principio pierde peso, pero luego se estabiliza porque su organismo ha disminuido el gasto energético basal. Coinciden los expertos que cuanto menos comida damos a una persona, más rebaja sus requerimientos energéticos, en un intento de adaptarse a la nueva situación; es aquí donde radica el fallo en la regulación de los mecanismos adaptativos del peso corporal y que serían responsables, en parte, de la resistencia a la pérdida de peso, después de muchos intentos de hacer dieta.
 
¿Por qué cuesta tanto bajar de peso?
Porque las dietas se basan en la falsa premisa de que el cuerpo es indiferente a la cantidad de grasas que acumula y basta con reducir su consumo. Según los últimos estudios, una de las principales causas del fracaso de las dietas, además de no seguir el régimen más conveniente, la falta de una actitud psicológica adecuada o sufrir algún trastorno en los mecanismos que regulan el apetito, se relaciona con el denominado «punto de ajuste» de nuestro peso.
 
Un mecanismo del cerebro decide cuál debe ser el punto de regulación, el cual parece elevarse con ciertas influencias externas (gusto y olor de los alimentos) y bajar con el ejercicio, pero hasta ahora nadie sabe con exactitud cómo modificarlo.
 
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SEPTIEMBRE, 2021

Sin prisa, pero sin pausa” es una expresión popular que hace referencia a una forma de desarrollar una actividad, bien podríamos hacerla sinónimo de constancia, de perseverancia, quizás también de prudencia, de cierta paciencia.

Dice la sabiduría popular que las prisas nunca son buenas y también que las prisas no son buenas consejeras. La prisa (palabra que en estas frases populares usamos en plural) es la necesidad o el deseo de hacer algo con rapidez, con urgencia, y es uno de los grandes males de nuestro siglo. 

 
Últimamente, casi todo se hace deprisacon mucha prisa. Parecía que la tecnología nos iba a dejar mucho tiempo libre para nuestras actividades de ocio, pero la realidad es que nos ha generado más trabajo. Como todo se puede hacer más rápidamente, la exigencia en el trabajo se hace mayor: hay que hacer más cantidad de trabajo en menos tiempo. Muchas veces, la calidad del trabajo es peor porque trabajamos con prisa, y la cantidad de errores aumenta.
Es mejor hacer las cosas como digo en el título, sin prisa pero sin pausa. Es decir, si queremos hacer algo bien y de manera completa tenemos que hacerlo con tranquilidad, sin correr, y con constancia. Más o menos como hacemos en Naturtek. 

A la hora de adelgazar conviene hacer un completo «trabajo de campo»: explorar el terreno, los hábitos, el entorno y los gustos de cada uno son las claves para que la dieta llegue a buen término

La obesidad se ha convertido en una auténtica epidemia en algunos países europeos como España, lo que la convierte en la enfermedad metabólica más frecuente: el 14 % de la población (cinco millones de personas) ya la padece. Pero es que, si hablamos de sobrepeso, la cifra alcanza nada más y nada menos que el 38 %, según datos aportados por la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA) en el marco del IV Congreso que se ha celebrado en Sevilla recientemente.

Hoy en día, para el tratamiento de la obesidad la mayoría de los especialistas se muestran partidarios de regímenes no muy estrictos, que persigan ante todo la pérdida moderada (un 10% es lo ideal) y mantenida de peso, que tenga en cuenta el entorno y los hábitos de vida de cada individuo y al que se añada como complemento el ejercicio físico moderado.

 

«La pérdida de peso es una carrera de fondo”»

 
 

Variables a considerar a la hora de diseñar un plan

De nada sirve poner el mismo régimen a una señora de mediana edad, acostumbrada a picar entre horas y a la que no le gusta nada el deporte, que a un joven con horarios estrictos de trabajo, con cierta actividad física y que lo que suele hacer es darse el atracón a ciertas horas? Por ello, cuando el médico diseñe tu dieta lo hará en base a una serie de variables que aseguren su éxito:

  • Peso inicial.
  • Edad.
  • Sexo.
  • Enfermedades asociadas.
  • Trabajo.
  • Vida social y laboral.
  • Gustos y apetencias.
  • Horarios.
  • Clima.
  • Actividad física.
  • Presencia o no de depresión o de estados decaídos. Si se come demasiado, determinar si ello obedece a causas de ansiedad y depresión, en cuyo caso conviene consultar a un especialista.

Los errores más frecuentes

  • Comer a deshoras y picar entre horas.
  • Ingerir alimentos que no sacian. Al contrario, los nutricionistas aconsejan favorecer la saciedad, ingiriendo alimentos que sacien para no tener hambre hasta la comida siguiente.
  • Saltarse comidas de obligado cumplimiento. Esta es otra práctica común. Muchas personas creen que suprimir el desayuno puede ayudarles a adelgazar. Nada más lejos de la realidad, ya que desayunar ayuda a atenuar el hambre y a controlar mejor la ingestión de alimentos a lo largo del día.
  • Hacer una dieta bajo presión.
  • Distraerse mientras se come.
  • Tomar alcohol durante las comidas.
  • Los nutricionistas recomiendan abstenerse de hacer dieta aquellas personas que se encuentren bajos de moral, o que de antemano consideren que no van a ser capaces de aceptar la nueva rutina alimenticia como se debe.

Tomando confianza

Con el tratamiento de la obesidad es preciso una modificación conductual que en ocasiones precisa incluso de la ayuda de un tratamiento psicológico. La cuestión es lograr que el paciente se afiance en sus nuevos hábitos y adquiera autoestima y confianza en lo que hace. Por lo tanto, prestar apoyo al paciente obeso desde las consultas de psicología o psiquiatría puede ayudarle mucho a descartar la responsabilidad y el sentimiento de culpa, resaltando los aspectos positivos y los logros conseguidos, e insistiendo sobre los hábitos alimentarios y de actividad física aprendidos.

 
 
 
Tamara Lloret
Directora de Naturtek.
 

La obesidad en niños y jóvenes

El 30% de los niños obesos serán adultos obesos: ésta es una estadística real que preocupa sobremanera a los endocrinos. Pero ¿cómo evitar un problema que está alcanzando cotas alarmantes en los países desarrollados? Atajándolo a tiempo para evitar la obesidad en la etapa adulta. ¿Y cómo? Mejorando la alimentación, aumentando la actividad física a costa de ganarle terreno a los ratos de televisión y ordenador, y en general, modificando correctamente la conducta del niño obeso.

Según indica el Consenso SEEDO 2000 elaborado por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, en la mayoría de los casos es suficiente con estabilizar el peso sin pretender una reducción ponderal, ya que el incremento de masa muscular asociado al crecimiento permitirá, en muchas ocasiones, normalizar el peso. Además, hay que asegurar una ingesta suficiente de energía y nutrientes con el fin de preservar el crecimiento y el desarrollo físico e intelectual, aumentando el consumo de frutas, verduras y glúcidos complejos y disminuyendo la ingesta de bebidas azucaradas y alimentos ricos en grasas del tipo bollería, fritos o aperitivos. Y sobre todo es fundamental incentivar la actividad física.

En este empeño por cambiar los hábitos del niño obeso resulta muy importante involucrar a toda la familia, ya que los padres desempeñan un papel muy importante en el cambio de hábitos. Pero cuidado con los mensajes alarmistas y restrictivos, sobre todo en las niñas: hay que ir con cautela para no promover el desarrollo de trastornos en la conducta alimentaria (anorexia o bulimia). Respecto a estas desviaciones de la conducta, un estudio realizado por la Universidad de Navarra en 2.862 chicas de la comunidad foral, ha sacado a la luz el papel determinante que adquieren en su desarrollo el entorno familiar y la comunicación con los padres, el comer en solitario y las revistas juveniles de contenidos de moda, belleza, cotilleos, etc.

Hablamos de obesidad cuando existe un exceso de grasa corporal superior al 25 % en el varón y al 30 % en la mujer

Prevenir desde el embarazo y la infancia

La prevención de la obesidad debe comenzar desde etapas tempranas de la vida. En este sentido, es importante garantizar un buen estado nutricional durante el embarazo, en función de la salud de la madre y del futuro recién nacido. La deficiencia nutricional en el período periconcepcional se ha asociado con una mayor frecuencia de aparición de enfermedades crónicas en la edad adulta, como la diabetes tipo 2 y la obesidad en los recién nacidos de bajo peso.

Es evidente que la alimentación es el factor exógeno que influye sobre el crecimiento y desarrollo del niño. Por lo tanto, la vigilancia y el consejo dietético y nutricional del pediatra debería prolongarse más allá del primer año, sobre todo en etapas críticas del desarrollo, como la edad prepuberal y la adolescencia.

Una preocupación europea

Una pérdida mantenida de peso en el tiempo es vital, sobre todo porque las pérdidas y recuperaciones de peso continuas resultan muy perjudiciales para la salud. Ésta ha sido la principal conclusión puesta de manifiesto en el simposio que se ha celebrado en Barcelona recientemente «La Obesidad en el Siglo XXI», y que ha reunido a más de 150 expertos nacionales y extranjeros. Los estudios presentados han indicado que una pérdida del 10 % del peso se asocia con una reducción en los niveles de insulina y glucosa, disminución de la presión arterial, disminución del colesterol «malo» LDL y triglicéridos, aumento del colesterol «bueno» HDL, disminución de la severidad de la apnea del sueño, mejora de los síntomas asociados a las enfermedades degenerativas y mejora de ciertas condiciones ginecológicas.

Costumbres para perder grasa, sin pausa y sin prisa

 
 
 
 
Para estar seguro de que su cuerpo no intentará conservar sus reservas de grasa, debe adelgazar lentamente. Esto significa que debe consumir el número suficiente de alimentos, y de calorías. Si sigue una «dieta milagrosa» (las que prometen hacer perder mucho peso en poco tiempo) muy baja en calorías, su metabolismo se volverá más lento.
 
Por mucho que desee perder kilos, debe consumir como mínimo 1.200 calorías diarias. Si además practica ejercicio, perderá peso gradualmente, con la ventaja de que no lo recuperará. La pérdida de peso debe ser lenta y progresiva, para que su metabolismo se reorganice poco a poco.
 
Además, debe tener en cuenta que adelgazar es un objetivo a largo plazo, en el que para que retroceda la aguja de la balanza, no sólo cuentan las calorías, sino que debe mejorar sus hábitos alimenticios, modificar su estilo de vida y trabajar sobre los factores emocionales que le impulsan a comer en exceso.
 
No se desanime:
Es común que después de perder hasta 3 kilos en los primeros días de régimen, la pérdida de peso se vuelva más moderada y lenta con el paso de los días. Al principio sólo se elimina el agua, la cual disminuye con relativa facilidad. Sólo después comienza el verdadero adelgazamiento: al eliminar grasa localizada, la cual se elimina con mayor lentitud (porque está firmemente anclada en tus adipositos y sólo se reduce si la «quemas» mediante el ejercicio o una dieta hipocalórica (que aporte menos calorías de las que consume habitualmente para obligar al organismo a recurrir a sus reservas calóricas acumuladas en forma de grasa). Pero ese «punto de estancamiento» no es el único: al cabo de unos meses se producirá la verdadera «prueba de fuego», el «efecto meseta» metabólico.
 
Evite cambiar de dieta como de camiseta:
En muchísimas mujeres, el exceso de peso deriva precisamente de hacer una dieta tras otra. El organismo es muy listo; comprende pronto que le someten a frecuentes períodos de escasez, por lo que aprende a ahorrar energía. Por eso cada vez hay que pasar más hambre para perder los mismos kilos.
 
Más músculo, menos calorías:
Una persona musculosa pierde más calorías, porque el tejido muscular quema mayor cantidad de calorías, que el tejido adiposo a lo largo del día, incluso cuando se duerme o descansa. Cuando en su cuerpo hay proporcionalmente más músculo que grasas, su metabolismo se acelera. No hace falta entrenar como Schwarzenegger para quemar más calorías: la repetición 12 veces al día de 4 ejercicios básicos de resistencia, aumenta el metabolismo un 15 por ciento en 12 semanas.
 
Siga la pista a las calorías:
Antes de cambiar su dieta o actividad física, observe cada bocado que se lleve a la boca. Mucha gente que adelgaza se vuelve confiada e indulgente, y comienza poco a poco a ingerir raciones más grandes y agregar dulces de nuevo a su dieta. Puede que controle el tamaño de sus porciones, pero que coma los restos de comida de su familia, con lo que gana calorías imperceptiblemente. ¡Y los bocados y cucharadas para probar las comidas que prepara, también cuentan!
 
Rompa la rutina en el gimnasio:
Extender poco a poco la duración de los entrenamientos puede ser muy eficaz para quemar más calorías. Si quiere reorganizar su metabolismo, trabaje sus músculos de modo diferente, mediante entrenamientos cruzados: pruebe nadar, si acostumbra caminar. El objetivo es que ningún ejercicio se vuelva demasiado «cómodo» para la musculatura.
 
Los secretos del metabolismo:
El problema del metabolismo es que se va adaptando a cada situación. «Si una persona necesita 1.800 kilocalorías (Kcal) y se le da una dieta de 1.500 Kcal, al principio pierde peso, pero luego se estabiliza porque su organismo ha disminuido el gasto energético basal. Coinciden los expertos que cuanto menos comida damos a una persona, más rebaja sus requerimientos energéticos, en un intento de adaptarse a la nueva situación; es aquí donde radica el fallo en la regulación de los mecanismos adaptativos del peso corporal y que serían responsables, en parte, de la resistencia a la pérdida de peso, después de muchos intentos de hacer dieta.
 
¿Por qué cuesta tanto bajar de peso?
Porque las dietas se basan en la falsa premisa de que el cuerpo es indiferente a la cantidad de grasas que acumula y basta con reducir su consumo. Según los últimos estudios, una de las principales causas del fracaso de las dietas, además de no seguir el régimen más conveniente, la falta de una actitud psicológica adecuada o sufrir algún trastorno en los mecanismos que regulan el apetito, se relaciona con el denominado «punto de ajuste» de nuestro peso.
 
Un mecanismo del cerebro decide cuál debe ser el punto de regulación, el cual parece elevarse con ciertas influencias externas (gusto y olor de los alimentos) y bajar con el ejercicio, pero hasta ahora nadie sabe con exactitud cómo modificarlo.